BIOGRAFÍA

Soy Hermel Quezada, nací el 28 de junio del año 1955 en Alamor, provincia de Loja, Ecuador, en un lugar donde se logra escuchar el silencio por la espesa bruma propia del paisaje. Apenas tenía tres años cuando mi familia emigró a la costa, a un pequeño pueblo llamado La Unión, provincia de Esmeraldas. Fue en este lugar donde me desarrollé físicamente y donde aprendí a apreciar la naturaleza en todo su esplendor.

Siendo niño aún tuve la suerte de cabalgar en nuestros caballos Moro y Blanco, amigos inseparables de mi padre con quienes tuve el placer de ir de un lado a otro.  A veces íbamos a un lugar de ensueño, una selva virgen. Allí podía pasar horas extasiado admirando las bandadas de aves que en desfiles multicolores se perdían en el aire en los atardeceres: los tucanes, los loros reales, los papagayos y demás aves de brillante y exótico color de las que me iba llenando, además de una exuberante vegetación donde reinaban cientos de árboles gigantescos y milenarios que parecían alcanzar el cielo y que, abrazándose entre sí, hacían ver la selva más profunda y misteriosa. Bajo estos se veían las enredaderas e interminables lianas que se abrazaban fuertemente de estos colosos troncos de los que parecían no querer separarse jamás.

Desde entonces me di cuenta de que mi mundo era pintar todos los elementos de aquella fausta y hermosa selva que grabé no solamente en mi memoria, sino también en mi retina, en mi alma, en mi vida entera, para luego con mi pincel plasmar todo aquello en un papel, en una cartulina, en un lienzo, en lo que fuera, donde con pasión e imaginación podía crear mis realidades. Así había nacido el artista, pues el artista nace, así como nace la flor, el trigo, o el agua fresca en forma de cascada desde la montaña.

Aunque había pintado a través de mi vida, no fue sino hasta que cumplí treinta y tres años que me dediqué con toda mi pasión al arte, a pintar profesionalmente, y cuando empecé con mi primera exposición individual en la Galería Filanbanco, recibiendo entonces algunos análisis favorables de mi obra por parte de algunos críticos de arte, quienes debido a mi mensaje de paz empezaron a llamarme el “Pintor de la Paz”, pues  poblé de palomas mi universo pictórico al empezar mi recorrido con esta noble ave que representa la paz universal. Mi pintura era entonces “Naif” porque captaba la inocencia, la simplicidad de las formas y donde usaba los colores muy vivos.

En el año 1990, el Salón Nacional “Luis Alberto Martínez” del Municipio de la ciudad de Ambato, me otorgó el primer premio (premio-adquisición) por mis dos obras: “La transfiguración del día” y “Marimberos al atardecer”. A partir de ese año, empecé a pintar transfiguraciones de hojas de Bijao en animales, sin salirme aún de lo que había aprendido de la selva, y luego empecé a integrar en mi obra a toda la zoología posible: hormigas y ranitas, caballos y elefantes, jirafas y grandes felinos, etc.

Luego los empecé a pintar conviviendo como seres humanos, creando así lo irreal como algo cotidiano en mi pintura, por lo cual me identifiqué plenamente con el realismo mágico. 

A través de mis viajes a las diferentes partes de Estados Unidos tuve la oportunidad de estudiar de cerca y admirar a grandes artistas pop como Andy Warhol, Roy Liechtenstein y Keith Haring. En ese proceso de crecimiento, de crear nuevas formas paralelas, nació mi pintura de colores planos (Pop Art), pintadas en acrílico, como propuesta a la par con mi conocido Realismo Mágico.   

A través de mi trayectoria artística he realizado más de ochenta exhibiciones entre individuales y colectivas en diferentes partes de mi país y otros lugares del mundo, logrando a través de estas algunos premios y reconocimiento en las artes plásticas.

Con mi obra expreso mi canto a la vida y extiendo mi abrazo de paz a la humanidad, y pido un no a la tala indiscriminada de árboles que son el pulmón eterno que nos da vida y que todos compartimos como hermanos. También pido un no a la extinción de los animales que junto con la lluvia son los que mantienen el equilibrio en la tierra. Cuidemos nuestro planeta, así, las futuras generaciones aprovecharán también las bondades de la naturaleza y de la vida.  

Currículum